domingo, 20 de febrero de 2011
A quién se lo vas a decir?
Todos somos cómplices de su muerte
finalmente
aquél que no le llamó para consolarla
y antes los dedos fríos de dios
cogiéndola como en las gruitas de las ferias
como un regalo amado que cae en manos ajenas.
Quitándola de en medio
de nosotros.
Todos fuimos lo que nos dejaron ser.
Lo que pudimos
o no.
A quién se lo vas a decir?
Qué le vas a decir cuando se muera
qué le vas a contar
que ayer perdió el peine
y no sabía dónde tenía la cabeza?
Le vas a soltar aquello
de: "no te das cuenta?"
De que va a ser peor?
De quién ha perdido la guerra
mientras ella sube perdida y atenta
el volumen de las noticias?
Ahora duerme plácida en la cama,
parece la ausencia misma,
la ausencia de color que hace juego
con las sábanas amarillas
y con la noche.
Déjala así, que se vaya así
soñándose,
recordándose en el espejo del cuadro
de lo que un día fue.
Ése que tiene en su casa
sobre el mueble, justo a la entrada del pasillo,
al lado del reloj de carrillón.
A mil kilómetros de donde
le gustaría estar.
Mírala temblar de emoción, déjala irse.
No la molestes, para qué?
tienes miedo tú?
No le digas nada.
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