Nos pasamos el presente en el futuro
Nos pasamos la vida tomando cafés y mordiéndonos la boca
Nos pesamos en máquinas trucadas de pesar vidas
No pensamos en hacerlo, nos recreamos en el cómo
Nos masturbamos con el pestillo echado
Nos gusta pensar que pertenecemos a algo más grande que nosotros mismos, y nos abrazamos a tallas de madera que lloran cera derretida
Nos piramos a sitios con miradores fastuosos, donde se vea el horizonte claro, y cuanto más lejano, mejor. Luego buscamos un brillo cómplice en los ojos del otro, pero a veces se limita a sacar fotografías, y otras encuentras una compañera que te habla de los colores naranjas y de que esta noche no saldrá de cañas contigo. En algunas tienes suerte y se acerca a tu lado un perro perdido, con la cabeza gacha y el rabo entre las piernas a lamerte la mano. Y ahí encuentras algo de paz
Grandiosas puestas de sol que nos hagan sentir eternos, que somos custodios de una memoria indómita y secular. Vagueamos pensando en que mañana habrá otra edición de nuestro libro. Nos matamos a trabajar, dormimos pocas horas esperando que la conciencia se aplaque y la rabia se compre un traje blanco. No paramos de dar consejos, cantamos en la ducha fuerte, nos tiramos pedos en la cama con la soledad tapándose la nariz… soltamos lastre, huimos, nos sentimos libres después de un examen de universidad, entonces soñamos con un futuro que se parece algo así como a un test de preguntas y respuestas con la planilla llena de círculos color rojo esperando en manos del profesor de turno, en las manos de nuestros padres, y de nuestros hijos que no tenemos pero que vendrán
Nunca pensamos en la locura como una posible solución a todos los males
en un imposible más que incierto
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