Mándame un papel donde hayas puesto los labios
y tus pies envueltos en una manta.
Aqui estoy solo
y los necesito para antes de irme a dormir.
Bien sabes que te quiero,
siempre te digo lo mismo
desde la primera carta,
pero tú insistes que te lo repita,
incluso cuando estábamos juntos.
Te acuerdas, amor?
Fue la última vez que te vi,
antes de que aquel coche me arrollara.
Nunca has dejado de hacerme preguntas
y te rodeo ingrávido
con mis manos la cara
como en una película
pero no logro convencerte, mis gritos no suenan,
mi entusiasmo no es suficiente.
Hoy me han dicho que cruce el umbral,
que te olvide, que una vez la luz me rodee
me olvidaré de ti, y que tú con el tiempo
llegarás a sustituirme.
No me creo nada.
Aquella noche negra íbamos por el arcén de la mano
y con tus labios probaste
a que sabe mi sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario